martes, 12 de febrero de 2013

Soñaba que soñaba


SOÑABA QUE SOÑABA

El cabello se arremolinaba jugando con la brisa suave que mecía las espigas, doradas como su cabellera. Un tenue sol de otoño acariciaba su rostro y sentía que aquella figura le pertenecía. Experimentaba la satisfacción, que solo se siente pocas veces, de la felicidad total. Corría hacia el con los brazos extendidos, el suave vestido flotaba como si fuera una túnica de esas que las diosas egeas lucían en la imaginación de los artistas. Sentía la dulzura de sus gestos. La alegría del encuentro. La emoción de la primera vez.
Cuando la tuvo a su lado supo que era feliz. Sintió la mano cálida rozando su rostro. Sintió las caricias que ansiaba. No había ansiedad, No había excitación. Solo el placer de dejarse llevar sintiendo que alguien lo amaba profundamente, con ese amor que había alguna vez imaginado leyendo los cuentos de princesas y príncipes.
Tomó su talle  que se curvó con la elegancia de un junco…
-       ¡Juan!...  ¡Juan!... Despertate que ya se nos hizo tarde!!! –
-       Qu… que pasa!!! – Se desesperó entre dormido y sobresaltado.
-       Son más de la ocho, Juan, tenemos que llevar a los chicos al colegio! –
-       Pe… pe… pero mujer… estaba soñando. Soñaba que soñaba y… -
-       Que sueño ni ocho cuartos… No sonó el despertador… o no lo oiste… Levantate Juan, vamos!!! –
-       No estaba puesto el despertador… mi amor –
-       ¿Cómo no estaba puesto? ¿Y por qué no estaba puesto? Eh? –
-       Porque hoy es domingo… mi bien… domingo –
-       Ah, porque es domin… ¿Cómo domingo? –
-       Si, amor mío, hoy es domingo, domingo 27 de julio. –
-       Entonces… No teníamos que levantarnos temprano. ¿Por qué no me avisaste infeliz? –
-       Mi amor… es que estaba soñando que soñab… -
-       Déjate de tonteras… si querés dormi un poco más… yo voy a darle de comer al gato –
-       Si, bueno…. Sabés que… que yo soñaba –
-       Ufa! Cortala con el sueño… dormite de nuevo y volvé a soñar y listo… ¡Ya voy Felipe, ya voy… no maulles que ya te llevo tu comidita! –
Juan suspiró resignado. Se estiró bajo las gruesas frazadas y se acomodó para seguir durmiendo.
Para seguir soñando.
Muy pronto había penetrado las capas de la realidad para sumergirse en el mundo surrealista de la mente liberada.
Pero todo fue en vano.
Volvió a las pesadillas de siempre, a la angustia y la desazón.
Quiso soñar que soñaba pero no pudo.
Finalmente se levantó rápidamente, se lavó los dientes, se vistió y se fue, sin decir palabra.
Calladamente se puso a cortar el césped.
Después prepararía la parrilla para el consabido asadito.
Al fin y al cabo hoy era domingo.
Alberto Colonna

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